Sanar plenamente acogiendo el pensamiento consciente y el descanso

A menudo se habla de la importancia de un buen descanso nocturno, pero puede ser muy esquivo. ¿Por qué hablamos de los beneficios del descanso, pero nos negamos a reservar tiempo en nuestras ajetreadas vidas para descansar lo suficiente? ¿Por qué es tan importante si nunca lo practicamos?

Descansar lo suficiente es importante para el cuerpo, tanto mental como físicamente.Con demasiada frecuencia, sabemos que nos beneficiaría tener más tiempo de inactividad, pero parece imposible sacar tiempo para ello en nuestras agitadas agendas.

El sueño no sólo nos permite sentirnos mentalmente más despiertos y mantenernos fuertes para cumplir con nuestras exigencias diarias, sino que en realidad ayuda a que el cuerpo funcione como debería. Ayuda al cuerpo a curarse y repararse, asegurando que el corazón y los vasos sanguíneos sigan funcionando correctamente. El sueño y el estado de ánimo van de la mano, y descansar lo suficiente por la noche se asocia con menores niveles de irritabilidad y estrés.

Cuando no dormimos lo suficiente, empezamos a sufrir una privación del sueño que pasa factura a todo el cuerpo. Impide que el sistema inmunitario funcione como debería, por lo que nos desgastamos y somos más susceptibles a los virus y las infecciones bacterianas. Con el tiempo, la falta de sueño también puede provocar enfermedades cardíacas, disfunción renal, hipertensión arterial, diabetes y accidentes cerebrovasculares. Descansar y dormir poco también puede provocar ansiedad y depresión, que afectan a nuestra salud.

Entonces, ¿por qué el sueño es tan esquivo? Principalmente porque es contracultural. Vivimos en un mundo en el que se nos lava el cerebro desde una edad temprana para producir. Todo lo que hacemos desde que nos levantamos hasta que nuestra cabeza vuelve a tocar la almohada se centra en este objetivo: ser productivos. Nos enorgullecemos de habernos hecho a nosotros mismos, y a menudo debemos trabajar muchas horas para tener éxito.

Por lo tanto, se nos enseña que dormir poco noche tras noche no es gran cosa. Es la mentalidad de «todo el mundo lo hace». Dondequiera que miremos, la gente habla de descanso, pero nunca lo tiene en cuenta en sus horarios. Por tanto, para mantener el ritmo, debemos seguir el ejemplo.

Introducir más descanso en nuestras vidas puede suponer todo un cambio de perspectiva. Puede que tengamos que acogerlo activamente, empezando a practicar técnicas que induzcan la calma. Si decidimos empezar a practicar la atención plena, por ejemplo, nuestra mente empezará a acoger de forma natural el descanso en lugar de seguir rechazándolo.

En el corazón de la atención plena está la capacidad de centrarse sólo en el presente y liberarse de cualquier preocupación asociada al pasado o al futuro. Si nos tomamos la vida día a día y nos negamos a permitir que nos abrume, la mente, el cuerpo y el alma pueden relajarse de forma natural. El descanso es, ante todo, un estado mental. Nuestro cuerpo seguirá rechazando un retiro si nuestra mente lo hace.

No es fácil ir contra nuestra intuición y a contracorriente. No es fácil tomar el camino menos transitado -prácticamente- cuando los demás empiezan a notar nuestra transformación. Como es tan contracultural acoger una vida más reposada, elegir hacerlo nos hará destacar. Los demás podrían empezar a hacer preguntas o incluso optar por apartarse. La gente suele tener miedo al cambio y a lo desconocido.

Debemos mantener el rumbo, independientemente de la oposición. Al fin y al cabo, la única razón por la que nos enfrentamos a alguna es porque lo que hacemos es diferente, no malo. De hecho, los que preguntan son probablemente lo suficientemente conscientes de sí mismos como para darse cuenta de que las técnicas de mindfulness también les ayudarían a vivir más plenamente. Y podemos compartir nuestras experiencias con ellos.

Una vez que empecemos a comprender cómo dar la bienvenida al descanso en nuestras vidas y nuestros procesos de pensamiento se transformen y se vuelvan más positivos, el sueño llegará de forma natural. En lugar de que nuestros pensamientos se aceleren en cuanto estemos a solas con ellos, se quedarán maravillosamente quietos. Cuando nuestros pensamientos estén quietos, nos daremos cuenta de que hemos progresado en nuestro viaje y de que somos capaces de autocurarnos. No podemos esperar razonablemente que esta transformación se produzca de la noche a la mañana, pero no podemos frustrarnos ni desanimarnos en el camino, sobre todo en medio de los contratiempos y las negativas.

Es probable que una vida completamente libre de estrés no sea plausible. A veces no podemos evitar que el estrés nos afecte, pero podemos controlar la forma en que reaccionamos. Cuando empezamos a centrarnos en controlar sólo a nosotros mismos y la forma en que respondemos al estrés, la paz llegará de forma natural.