¿Sabes que es fácil etiquetar a alguien como simpático, hablador y amable, mientras que otro es engreído, grosero y arrogante? ¡Pues no lo hagas más!
Sé que, como seres humanos, nos gustan las definiciones y las situaciones claras. Y eso está muy bien. Estaríamos perdidos en el espacio sin definir qué es el espacio. No todo es sencillo de definir, pero hay una cosa que es imposible, y somos nosotros mismos.
Me esforcé mucho por definir quién quería ser y cómo quería actuar. Incluso elaboré una lista de características por las que quería ser conocida. Después, intentaba poner en práctica esas características en mi comportamiento. Y mi mente curiosa no me dejaba terminar ese proyecto.
Empecé a observar cómo actuaban los demás y cuáles eran sus deseos. Llegué a una conclusión muy importante: no puedes luchar contra ti mismo.
Hay millones de emociones diferentes que uno puede sentir y expresar. Y realmente no estás en condiciones de luchar contra todas ellas. A veces estás enfadado, a veces feliz, otras veces simplemente eres indiferente. Las personas que te hayan visto una vez en tu vida, y que haya sido cuando estabas enfadada, siempre te recordarán como «esa chica enfadada». Y eso está completamente bien. Sentir cómo te sientes forma parte de lo que eres, y ser tú misma está bien. No puedes controlar cómo te recordará alguien o en qué emoción se fijará, pero sí puedes controlar cómo te sientes al respecto. Déjate llevar. No importa que seas «esa chica enfadada» para alguien, porque también será «esa persona enfadada» para otros. Un ser humano alberga todo un espectro de emociones y reacciones y eso hace que sea imposible definirlo.
Estoy enfadada, feliz, deprimida, satisfecha, curiosa, loca, arrogante, maleducada, chulesca, simpática, amable y mucho más. Y estoy bien con ello. No necesito definirme. Lo único que necesito es dejarme sentir. Debo permitirme experimentar plenamente cada emoción que tengo, porque en eso consiste vivir. Cuando te permitas sentir, ten la certeza de que estás vivo.
Hermann Hesse dijo una vez «Dentro de ti hay una quietud y un santuario al que puedes retirarte en cualquier momento y ser tú mismo», y tenía razón. Tus emociones son tus mejores amigos que viven dentro de ti. Aférrate a ellas. Prepárales una buena taza de té y pasa un rato con ellas. Haz que sean tu santuario y sentirás siempre la mayor felicidad.
Lo que ocurre en la cama es el fiel reflejo de nuestra vida externa a ella. La especialista Erica nos cuenta algunos trucos y consejos.