Ha pasado casi un año desde que te alejaste de mi vida, desde que te alejaste de mĂ y desde que renunciaste a lo nuestro. SĂ© que seguiste adelante con tu vida hace tiempo pero la cruda verdad es que yo no he hecho lo mismo, a pesar de todos mis esfuerzos. La verdad es que todavĂa te quiero y que odio estas emociones que tengo por ti.
Odio el hecho de que sigas siendo lo primero que se me pasa por la cabeza cada mañana que me despierto. Y me odio por ese primer par de segundos de un nuevo dĂa en el que, de alguna manera, sigo convencido de que eres mĂa y en el que intento alcanzar tu mano al otro lado de la cama. Pronto me doy cuenta de la verdad y me doy cuenta de que te has ido, pero esos momentos son devastadores para mĂ porque la dolorosa verdad me destroza cada vez, una y otra vez.
Odio el hecho de que tu rostro siga siendo lo Ășltimo que veo antes de dormirme. Porque es entonces cuando me doy cuenta de que ha pasado otro dĂa sin ti. Durante el dĂa, intento huir de mis pensamientos y del hecho de que te echo de menos, pero por la noche, cuando estoy solo en mi cama, mis pensamientos son lo Ășnico que oigo. Y es entonces cuando te conviertes en lo Ășnico en lo que puedo pensar.
Odio el hecho de que cada vez que suena mi telĂ©fono, espero en secreto que seas tĂș quien me llame. Aunque ha pasado casi un año desde que vi tu nombre en la pantalla de mi telĂ©fono, de alguna manera sigo esperando que me llames y que me hables como si no hubiera pasado nada.
Odio el hecho de pensar en ti cada vez que alguien que se parece a ti pasa a mi lado, cada vez que huelo tu aftershave en otro hombre o cada vez que veo un coche como el tuyo en la calle. Y cada vez que supongo que podrĂa encontrarme contigo, siento las mismas mariposas que sentĂ cuando te vi por primera vez. Y al mismo tiempo, siento el mismo dolor devastador en mi corazĂłn que sentĂ cuando te alejaste de mĂ.
Odio el hecho de que todavĂa pienso en todo lo que pasĂł entre nosotros y me pregunto cĂłmo no pudimos hacerlo. Odio que todavĂa me aferre a todos los hermosos recuerdos que compartimos los dos y que los reproduzca constantemente en mi cabeza una y otra vez.
Odio que compare a todos los hombres que me rodean contigo. Y odio aĂșn mĂĄs que ningĂșn otro hombre parezca ser suficiente para mĂ. Me odio por esperar secretamente conocer a alguien como tĂș, cuando sĂ© que nunca fuiste el hombre que necesitaba. Me odio por buscarte en cada hombre que conozco y por alejarme de cada uno de ellos, cuando me doy cuenta de que no puedo engañarme y cuando me doy cuenta de que ninguno de ellos eres tĂș.
Odio que seas la primera persona a la que quiero llamar cada vez que me pasa algo malo o bueno. Odio que sigas siendo la primera persona con la que quiero compartir todo, aunque ya no te interesen ni yo ni mi vida.
Odio el hecho de que seas tĂș quien se cruza en mi mente en el momento en que el alcohol se apodera de mĂ o en el momento en que escucho una canciĂłn que solĂa ser nuestra. Odio el hecho de que mi subconsciente estĂ© obviamente tan consumido por ti que cada vez que pierdo un poco el control de mĂ mismo, eres tĂș quien aparece en la superficie de inmediato, a pesar de todos mis esfuerzos por enterrarte en lo mĂĄs profundo de mĂ.
Odio el hecho de que aĂșn te ame y que simplemente no sepa cĂłmo dejar de amarte. Odio el hecho de que no haya pasado de ti y que no tenga ni idea de cĂłmo hacerlo.
LucĂa, nuestra redactora eventual apasionada por la auto expresiĂłn. Le gusta escribir sobre todo sobre el amor, la vida y las relaciones en general.