No puedo seguir dejándote entrar en mi vida porque siempre acaba en decepción

Para ser sincera, nunca creí en las segundas oportunidades y nunca creí que la gente pudiera cambiar. Siempre estuve convencida de que alguien que te fastidia una vez lo volverá a hacer. Y ésa era mi actitud hacia todas las personas de mi vida y especialmente hacia los hombres. No significa que no los tratara bien; simplemente no estaba dispuesta a permitir que alguien me pisoteara, que me diera por sentado y, sobre todo, que sintiera que podía hacer lo que quisiera mientras me mantuviera en su vida.Éste era uno de mis puntos más importantes a la hora de decidir: Quien me hizo daño una vez lo volverá a hacer y yo no estaba dispuesta a darle esa oportunidad.

Tengo que admitir que me dieron pena las personas que no parecían aprender la lección. Me daban pena las mujeres que seguían perdonando a sus parejas sus errores una y otra vez. ¿Cómo podían pensar que iban a cambiar? ¿No eran conscientes de que sólo les daban la oportunidad de seguir jodiéndolas? Ridiculizaba en secreto a las parejas que seguían volviendo el uno con el otro a pesar de que sabían que las cosas no iban a funcionar, y no podía entender cómo permitían que sus corazones les llevaran a algo que sabían que no era correcto.

Hasta que me convertí en una de esas personas. Y hasta que tú llegaste a mi vida.

Desde que nuestros caminos se cruzaron, hice muchas cosas que juré que nunca haría. Traicioné muchos de mis principios y de mis compromisos. Pero dejarte entrar constantemente y darte un sinfín de segundas oportunidades fue lo que más me odio por hacer.

Porque ahora comprendo a toda esa gente a la que despreciaba. Durante años, pensé que cambiarías, aunque la posibilidad de que eso ocurriera era inexistente. Durante años, seguí perdonándote por repetir todas las cosas que prometiste que nunca harías. Durante años, permití que te alejaras de mí y que volvieras a tu antojo. Durante años, seguí volviendo a ti, sabiendo que no debía hacerlo. Y ese fue mi mayor error y derrota.

Ahora lo sé. También sé que lo hacía porque te quería. Y todavía te quiero. Pero eso no significa que vaya a seguir dejándote entrar.

Porque sé que sería igual aunque lo hiciera. Ahora sé que nunca cambiarás y que no hay nada que pueda hacer para cambiarte. Ahora sé que fui yo quien permitió que me trataras así y que ahora es demasiado tarde para que cambie mi actitud hacia ti.

Cada vez que vuelves a mí, espero que esta vez sea diferente. Espero que éste sea el momento en que te des cuenta de que soy la chica con la que deberías estar y que te des cuenta de que me quieres de la misma manera que yo te quiero. Espero que éste sea el momento en que finalmente comprendas que soy la única que necesitas y que todas esas otras chicas no significaron nada para ti. Espero que por fin entres en razón y te des cuenta de que estamos destinados a estar juntos.

Así que siempre te doy la segunda oportunidad que me pides. Porque siempre que quieres que te acepte de nuevo, te conviertes en el hombre más amable y cariñoso del mundo. Me dices todo lo que necesito y quiero oír y me prometes que es la última vez que haces una estupidez. Sigues diciéndome que no te imaginas vivir tu vida sin mí y que estás dispuesto a hacer lo que haga falta con tal de tener otra oportunidad.

Aclaremos una cosa: mi razón siempre me ha dicho que soy una tonta. Siempre ha existido esa vocecita en mi cabeza que no dejaba de advertirme de que me harían daño una vez más. Pero con el tiempo, he aprendido a ignorar esa voz y he aprendido a fingir que no existe.

Pero finalmente, después de todo este tiempo y de todo lo que me has hecho pasar, mi voz de la razón se ha impuesto. Se ha hecho más fuerte que nunca y me ha ayudado a ver tu verdadero yo por primera vez. Me ha ayudado a renunciar a ti. Me ha ayudado a perder la esperanza de que alguna vez seas diferente.

Porque los dos sabemos que siempre seguirás igual. Ambos sabemos que siempre acabarás haciéndome daño y decepcionándome, a pesar de todas las promesas que has hecho. Ambos sabemos que no tenemos ningún futuro juntos y que ya es hora de poner fin a esta farsa.

Así que, por favor, deja que me aleje definitivamente porque es lo mínimo que merezco. Por favor, déjame encontrar mi paz y no vengas a buscarme cuando te des cuenta de lo que has perdido. Porque créeme, tarde o temprano, lo entenderás todo. Pero será demasiado tarde.