Así es como aprendí a amar mi soledad

Siempre he odiado pasar tiempo sola después de las rupturas. La época de invierno era especialmente dura para mí porque los días eran fríos y sombríos y no podía salir mucho. Me daba miedo quedarme sola con mis propios pensamientos. Siempre mantenía mi mente ocupada para no pensar en la angustia.

Quería aclararme que la soledad no era necesariamente aterradora. Estaba sola y me sentía sola, pero tenía tiempo para pensar en todo. Tuve tiempo para conocerme mejor. Tuve tiempo para darme cuenta de lo que realmente quería de mi vida.

Fue una oportunidad para utilizar mi tiempo sabiamente y perdonarme por las malas decisiones que había tomado.

Estos son los consejos que utilicé para aprender a amar mi soledad:

1. 2. ¡Aprende algo nuevo!

Intenté ir a clases de baile. Incluso probé a escribir mi propio blog. Fue una experiencia súper divertida. En cuanto aprendí cosas nuevas, me convertí automáticamente en una persona más interesante porque tenía más cosas que compartir con otras personas. Aproveché esta oportunidad para centrarme en mis objetivos y en todas las cosas que siempre había querido hacer pero que nunca había tenido el valor de hacer. No quería envejecer y encanecer deseando que Dios me hubiera dado otra oportunidad de vivir. Quería utilizar todo mi potencial y transformar todos mis sueños en realidad. No podía dejar que mis sueños murieran conmigo. Todos esos «podría» y «debería» fueron sustituidos por «puedo» y «lo haré».

2.¡Reaviva tus viejas amistades!

Perdí el contacto con mis antiguos amigos porque estaba muy centrada en mi relación. Pero ahora era el momento perfecto para llamarlos. Empecé a quedar con ellos de vez en cuando y me alegré de que me recordaran lo bien que lo pasábamos juntos. Decidí que los quería de nuevo en mi vida.

3.¡Interésate por otras personas!

Estaba demasiado distraída con mis propios problemas que me olvidé de fijarme en las necesidades y preocupaciones de los demás. Empecé a interesarme de verdad por otras personas y utilicé mi tiempo para ayudarlas. Me sorprendió que muchas personas tuvieran realmente los mismos problemas que yo. Y les ayudé. Y ellos también me ayudaron a mí.

4.¡Cambia tu actitud!

Cuando estaba sola, tenía más tiempo para apreciar las pequeñas cosas y agradecer todo lo bueno que me pasaba en la vida. Empecé a disfrutar del cálido sol en mi cara y del simple hecho de estar viva. Empecé a ver las cosas de forma diferente. Los pensamientos positivos me rodeaban y el mundo parecía mucho mejor.

5.¡Perdónate!

Yo estaba, como todas las personas, hecha con defectos. Cometí errores. Elegí relaciones malas y poco saludables. Dejé que la gente me mintiera, me engañara y se aprovechara de mí. Elegí malas opciones de salud. Me hablé mal de mí misma. Era un círculo vicioso.

Estaba enfadada con otras personas por aprovecharse de mí y enfadada conmigo misma por dejar que se aprovecharan de mí. Estaba enfadada por dejar que la gente mala entrara en mi vida. Pero me di cuenta de que no podía manejar toda esa amargura causada por las decisiones que yo misma tomaba.

Había llegado el momento de dejar todo eso atrás. No podía avanzar hacia el futuro si me arrepentía de mi pasado. Tenía que dejarme ir y perdonarme. Y lo hice. Me perdoné y fue liberador.