Te dijo que estaba roto. Te dijo que tu tierno amor podría curar su corazón roto y te lo creíste. Amarle profundamente, incondicionalmente, se convirtió en tu principal prioridad, pero déjame decirte esto: no pudiste curarle. No importa cuántas veces te dijera que sólo necesitaba una oportunidad más, ni cuántas veces llorara delante de ti para que te compadecieras de él, sólo estás desperdiciando tu precioso tiempo y tus esfuerzos. No se le puede cambiar. No eres tú quien va a curarle. No merece la pena luchar contra él.
Piénsalo por un momento; fuiste lo suficientemente fuerte como para quedarte soltera hasta que tu corazón se curara y pudieras volver a amar sin miedo a herir a alguien. No querías que nadie te ayudara, no necesitabas que nadie te ayudara, porque sabías que éste era el camino correcto para sanar tus pedazos rotos. Luchaste con ello tú sola y ¿no es eso lo que se supone que debe hacer él también?
No pidió un sanador, sino compasión. Pidió a alguien que pudiera utilizar como opción en los días en que se aburriera. No pidió tu amor, sino tu atención incondicional. Cuando lo miras ahora, sólo se ha aprovechado de tu amor y de tu amabilidad y realmente no da nada a cambio.
Te inventabas muchas excusas para su comportamiento, pensando que sólo estaba roto y que eso influía en su personalidad. Te convenciste de que no quería decir las palabras duras que te decía y que sólo levantaba la voz cuando le dolía demasiado. Pero no te merecías ser tú la que llevara toda su agresividad dentro de ti para guardarla.
Siento decírtelo así, pero aguantar todos sus pedazos rotos no significa que tú no te estés rompiendo también. Te estás rompiendo por su falta de respeto a tus esfuerzos. Tú también te estás rompiendo, pero estás demasiado centrada en él para ver realmente lo que te está haciendo. Tómate un momento y mírate a ti misma. Él te ha transformado en la persona en la que te has convertido hoy; ¿te reconoces ya?
Dejarle no es egoísta. Dejarle no significa que seas débil. Significa que por fin has reunido la fuerza para seguir adelante y dejar todo lo que no te servirá en tu futuro. Sé que es difícil de entender porque a veces parecía tan bueno, parecía que estaba en el camino correcto para sanar y convertirse en una mejor persona, pero era sólo una fase que te daba una idea de la persona en la que quieres que se convierta. Sé que quieres que cambie, quieres que deje de hacer daño, quieres que todo sea más fácil para los dos, pero eso no es algo que puedas hacer tú sola. Tiene que luchar contigo. Es una batalla perdida si tú eres la única que lucha.
Date cuenta de cuántas veces te suplicó una oportunidad más y luego te volvió a engañar. Recuerda todas las veces que estuviste a su lado para hacerle sentir mejor y todas las veces que no estuvo a tu lado. Recuerda todas las veces que te utilizó. Detente un momento y escucha a tu corazón que está dolido. Él no va a cambiar. Tú no eres la responsable de curarle. Sólo puede curarse a sí mismo si realmente quiere que ocurra.
Lo que ocurre en la cama es el fiel reflejo de nuestra vida externa a ella. La especialista Erica nos cuenta algunos trucos y consejos.