He tardado en ver esto. Durante mucho tiempo, tú eras mi estándar. Eras la persona con la que medía mi valor. Lo que tú veías en mí era lo que yo decidía creer que era.
Vaya, qué equivocado estaba.
Por suerte, después de hacer un examen de conciencia tras nuestra ruptura, me di cuenta de que tu retorcida visión de mí no tiene nada que ver con cómo soy realmente. Lo único que hace es reflejar tu mal juicio sobre mí y la naturaleza egoísta de tu amor.
En primer lugar, no creo realmente que me hayas amado nunca. Lo que sentías por mí puede haber sido lujuria, en el mejor de los casos. No se trata a una chica que te da su corazón en bandeja de plata como me trataste a mí.
Nunca me viste como algo más que un trozo de carne. Un trozo de carne que te escuchaba, te guiaba, te ayudaba y te daba todas las demás cosas que no te bastaban.
¿Y qué tenía yo a cambio? La mitad de tu atención y que sólo te preocuparas por mí cuando tenía mi mejor aspecto, para que pudieras pasearme entre tus amigos, que sólo me juzgaban en función de lo corto que era mi vestido y de lo alegre que parecía mi trasero.
En este momento, estoy asqueada de cómo dejé que me trataras. Nunca me mostraste ningún respeto. Nunca te molestaste en estar ahí cuando yo era un desastre. Sólo estabas ahí cuando TÚ necesitabas algo de mí. Qué tonta fui al confundir eso con el amor.
Pero doy gracias a Dios por haberte dejado entrar en mi vida. De verdad que lo hago. Verás, si no fuera por ti, así es como dejaría que todo el mundo me tratara. Porque eso es todo lo que me han mostrado. Me mostraste alguna atención y me puse mi mejor vestido y salí corriendo. Y a cambio, cuando te llamé, cuando estaba necesitada, nunca apareciste. Nunca quisiste estar a mi lado porque veías mi lado emocional como un defecto.
Nunca pudiste aceptar que las relaciones son algo más que dos personas que disfrutan de la vida juntas y luego, cuando se pone difícil, se abandonan mutuamente. Cuando los tiempos eran buenos, estábamos en racha, pero cuando la vida se interponía, te desvanecías hasta que arreglaba las cosas yo mismo.
Ya no permito que me trates así. Me niego a que me vean como necesitada, cuando lo único que quería era tu atención. Me niego a que me veas como pegajosa, cuando lo único que quería era saber que mi novio me quería. Me niego a que me vean como defectuosa, cuando todo lo que soy en realidad es humana.
En su momento, todo esto se me escapó, pero ahora lo veo más claro que nunca.
Ya no eres un factor que influya en la forma en que decido verme a mí misma o, lo que es más importante, en mi valor. Ya no eres relevante en mi búsqueda del alma. Ya no existes.
Lo que tú veías como necesitada, otra persona lo verá como una chica que ama tan profundamente que simplemente necesita ver ese amor recíproco.
Lo que tú veías como pegajoso, otra persona lo verá como una chica a la que le encanta pasar tiempo con su pareja porque la hace feliz. Es así de sencillo.
Lo que tú veías como un defecto, otra persona lo verá como una joya oculta. Me verá como una chica amable y de buen corazón, comprometida y fiel, abierta y digna de confianza y, sobre todo, genuina y real.
No me conformaré con nada ni con nadie menos. Si me quieres, tendrás todo de mí. No voy a fingir ser perfecta para complacerte y quedarme sola en mi miseria. No voy a poner una cara valiente a tu alrededor, sólo para llegar a casa y llorar hasta quedarme dormida.
No. Si tengo que fingir ser otra cosa que la chica real y desordenada que soy, no eres relevante en mi vida. Sólo aquellos que pueden aceptar todo de mí son dignos de mi tiempo.
Tú fuiste quien me hizo darme cuenta de eso. De esa relación de mierda, salí ganando. Me enseñaste a valorarme y te lo agradeceré siempre.
Ya no tengo paciencia para nada a medias. Si me quieres, te quedas con todo lo mío y no hay atajos.
Ámame o déjame, ya no acepto nada intermedio. Soy la mejor versión de mí misma que he sido nunca y sólo aquellos que pueden apreciarme en toda mi realidad, obtienen la llave de mi corazón.
María Eugenia, nuestra blogera experta en relaciones. Basándose en experiencias reales y comportamientos estudiados, aporta consejos para ayudar a los demás a aumentar el deseo en la pareja.