Me miente, no me miente

¿Has pensado alguna vez que alguien en quien confías te está mintiendo, y que mereces saber la verdad por mucho que te duela? No consigues saber qué es lo que te está ocultando, pero sabes que hay más de lo que parece. ¿Qué tiene esta persona que no es de fiar, y cómo puedes saber que te están mintiendo? ¿Por qué las cosas no encajan? ¿Eres tú? ¿Estás siendo paranoica?

Los expertos sugieren que incluso los mentirosos más experimentados pueden ser detectados fácilmente y señalados en cuestión de segundos si sabes qué buscar.Hay ciertas señales que los demás emiten sin siquiera saberlo. Y, a pesar de sus esfuerzos, los mentirosos no pueden huir de la verdad para siempre.

Al final, sus historias les alcanzan.

Si sabes qué preguntar a alguien de quien sospechas y cómo hablarle en círculos, pronto obtendrás respuestas. Aquí tienes algunos métodos para desenmascarar las falsedades. Si juegas bien tus cartas, serás tú quien tenga la baraja ganadora al llamar al culpable en su farol.

Al entablar una conversación, empieza haciendo algunas preguntas no amenazantes, como: «¿Te va bien en el trabajo?» o «¿Qué planes tienes para el verano?». Pequeñas preguntas cotidianas que harías a casi cualquier persona. Éstas se consideran las que inician la conversación, sondeos fáciles de responder que ayudarán a establecer la comodidad.

Conseguir que otra persona se sienta cómoda mientras habla te ayudará a comprender mejor sus gestos naturales que utiliza cuando dice la verdad o sin sentirse acorralado. Éstos pueden utilizarse posteriormente para descifrar cuándo la persona está siendo sincera y cuándo no.

A continuación, sube de nivel y empieza a preguntar sobre temas más personales, como: «¿A qué hora llegaste a casa de fulano anoche?» o «¿A qué hora dijiste que te habías ido de la fiesta?». Pregunta sobre cosas que podrían hacer que el culpable confesara, pero que probablemente no lo hará. Lo más probable es que sólo sirvan para ayudarte a entender qué gestos denotan una coartada ansiosa.

Sin embargo, esto sólo debe hacerse después de que hayas determinado cómo reacciona el receptor durante la fase inicial. Porque incluso cuando se dice la verdad o se habla de algo relativamente insustancial, la gente tiende a utilizar ciertos manierismos subconscientes. Éstos son exclusivos del individuo, y lo que podría considerarse sospechoso para una persona podría ser simplemente algo natural para otra. Por tanto, el hecho de que el posible autor esté nervioso no significa que sea culpable. Y que una persona mienta claramente cuando hace «xyz» no significa que todos lo hagan.

Al enmascarar la verdad, muchas personas meten el torso hacia dentro, como si quisieran encogerse para no ser vistas. Esto hace que la fabricación sea menos importante para ellos, ya que creen que realmente parecen más pequeños. También es frecuente encoger los hombros y tener las palmas de las manos repentinamente inquietas o temblorosas o una cojera.

Toma nota del nerviosismo observable, como el aleteo de las fosas nasales, el rubor, el enrojecimiento alrededor de las orejas, el golpeteo de los dedos o de los pies, o el morderse el labio. Otras reacciones comunes son retirarse por completo del relato, hacer que la historia trate sobre todo de otra persona, o utilizar un tono de voz diferente que ayude inconscientemente al individuo a mutar en un nuevo personaje.

Que te mientan nunca es divertido, sobre todo cuando la mentira es física, mental o emocionalmente perjudicial o cambia el panorama de una relación indefinidamente. Una vez rota la confianza, es difícil, si no imposible, repararla. Dependiendo de la magnitud de la mentira, alejarse puede ser la única forma de garantizar tu seguridad.

Sin embargo, la ignorancia no es una bendición. Una vez que una falsedad se desliza sin ser detectada, es más fácil que un individuo siga repitiendo este comportamiento tortuoso. Es muy probable que, por muy cerca que creas que estás de la persona, siga ocurriendo una y otra vez. Y, a medida que las mentiras empiezan a acumularse, comienzan a ser más profundas. Cuanto más tiempo permanezcas en una situación creyendo que algo existe cuando no es así, más difícil será aceptar la verdad una vez que la falsa fachada sea finalmente olvidada.

Siempre es mejor saber la verdad que participar en una mentira, y un manipulador experimentado necesita ser descubierto para impedir que haga daño a los demás. No hay garantía de que puedas detenerlo del todo, pero puedes dejar de participar. Sabe cuándo decir: «¡Ya basta!».