Estoy harto. Ya está bien de este «un paso adelante, dos pasos atrás» que tenemos desde hace años. Cada vez que siento que vamos a llegar a algún sitio, al final vuelves a desfallecer. En un momento estás cerca, lo tienes todo, me aseguras que lo conseguiremos, que esta vez será diferente y en cuanto empiezo a creerlo, desapareces.
¿Cómo puedes utilizarme así? ¿Cómo puedes jugar con mi corazón como si fuera de cartón? ¿Acaso tienes conciencia? ¿Por qué no puedes alejarte cuando te vas? ¿No ves que este ir y venir me está matando?
Supongo que no puedes verlo porque sólo te ves a ti mismo.Tengo que dejar de hacerme ilusiones de que me quieres, de que te importo, de que significo algo para ti, porque si realmente lo hiciera no me tratarías así.
Sé que esta situación en la que estamos ahora es en parte culpa mía. Sigo dando a este amor un sinfín de oportunidades para que cobre vida. Sigo dándote oportunidades para que seas el hombre que creo que eres en el fondo, para que seas el hombre para mí, pero has desperdiciado cada una de esas oportunidades.
Para ti, todo es un juego. Eres indeciso. No sabes lo que quieres de la vida. No sabes lo que quieres de mí, así que sigues dándome largas. Sigues confiando en que estaré aquí hagas lo que hagas. No he hecho nada para que pienses lo contrario. No importa cuántas veces te hayas ido, no importa cuántas veces me hayas decepcionado y hayas arrastrado mi corazón por el barro, siempre te aceptaría de nuevo y te amaría como si nada hubiera pasado.
Es difícil dejar ir a alguien que te hizo sentir como nunca lo hizo nadie. Me barriste de los pies cuando empezamos. Me hiciste sentir como si fuera la única. Hiciste todo lo posible para que me enamorara de ti. Y en cuanto viste que estaba loca por ti, decidiste que era el momento de marcharte.
Y después de un tiempo, quisiste volver. Querías volver sólo para poder irte de nuevo. Era como un círculo encantado del que no podía salir. Sin embargo, marcharte y volver no era lo único que me hacías: era sólo una parte de la ecuación.
Mientras estabas fuera, volvías con tu ex. Te inventabas unas excusas poco convincentes de por qué tenías que hacerlo, de cómo ella tenía algún poder sobre ti pero tú me querías. Claramente te inventabas historias. Simplemente quería creerte tanto que me cegué deliberadamente y fui en contra de mi buen juicio.
Cada vez que te aceptaba, acababa arrepintiéndome. Me hacías sentir que era más grande que la vida y, al poco tiempo, me hacías sentir que era tan pequeña, insignificante y sin sentido. Siempre era yo la culpable de todo. Era demasiado pegajosa. Era demasiado celosa. Esperaba demasiado. Y a pesar de todo lo que me hiciste, nunca fuiste culpable. Siempre fuiste justo y siempre tuviste todas las respuestas.
Mirando ahora hacia atrás, no puedo explicar mis acciones. No puedo comprender el hecho de que te aceptara de nuevo después de haber estado con ella. No puedo creer que te dejara entrar de nuevo. No puedo creer que siempre encontraras alguna razón para irte. No puedo creer que mi autoestima fuera tan baja que a veces no supiera que merecía algo mejor. Estaba dispuesta a estar en algo tan destructivo antes que enfrentarme a estar sola. Antes que afrontar el hecho de que eres incapaz de amar a nadie más que a ti misma.
Y esa es la única verdad. Lo has hecho todo por ti. Me has quitado todo lo que podías sin molestarte en devolverme nada. Tomaste mi amor y lo utilizaste como arma para vencerme. Utilizaste mis sentimientos para manipularme, porque viste que estaba tan indefensamente unida a ti.
Pero esta vez sí que no puedo soportarlo más. No puedo desperdiciar mi vida contigo. No habrá más oportunidades: las has desperdiciado todas. Ya no hay vuelta atrás. Sé que sigo repitiendo los mismos errores una y otra vez, esperando resultados diferentes. Está claro que ha llegado el momento de hacerlo todo de forma diferente.
Ya no habrá que esperar milagros que nunca se harán realidad. No hay profundidad en ti. No eres más que una lamentable excusa de ser humano. Y yo, sólo soy un tonto que creyó en tus mentiras. Por eso ya no te doy la oportunidad de decirme mentiras.
No habrá ningún tipo de contacto, ya que he bloqueado tus llamadas y mensajes. Te he vetado de mis cuentas de redes sociales y estoy aprendiendo a borrarte de mi corazón porque no mereces estar ahí. Ya no te quiero más. Es hora de que empiece a amarme a mí misma.
Lo que ocurre en la cama es el fiel reflejo de nuestra vida externa a ella. La especialista Erica nos cuenta algunos trucos y consejos.