7 cosas que te puede enseñar una aventura de verano

Antes pensabas demasiado en las cosas o, al menos, las pensabas. El verano deja de lado todo ese pensamiento, y te dejas llevar por tus instintos y tus deseos.

Haces lo que quieres cuando lo quieres, y debe ser el calor lo que te hace hacer todo tipo de locuras… y tener una aventura de verano es una gran parte de ello.

Se llama «aventura de verano» y no «amor de verano» por una razón, y eres consciente de ello. Aunque normalmente no te apuntarías voluntariamente a algo casual, lo haces de todos modos.

Racionalizas todos los aspectos y lo ves como una aventura que tienes que probar. Estableces unas reglas básicas. Te centras en divertirte y te prometes a ti mismo que no te enamorarás demasiado de esa persona.

Lo que aprendes aquí es que a veces también puedes mentirte a ti mismo.

Sabes que la relación terminará cuando termine el verano o las vacaciones de verano, y que no hay nada más. Sin embargo, no puedes controlar tus emociones. Podrías desarrollar sentimientos y formar un apego a pesar de todo lo que sabes.

Cuando se acabe, y se acabará quieras o no, te dolerá mucho. No es fácil decir adiós a alguien que se ha acercado tanto en tan poco tiempo.

Eres más consciente que nunca de que el tiempo vuela muy deprisa, por lo que absorbes cada momento con esa persona. Aprecias cada pequeño detalle y te aseguras de no perder el tiempo.

Aprendes que puedes experimentar tanto en un corto periodo de tiempo con una persona que fácilmente eclipsa todas tus relaciones anteriores.

Hay algo en el calor del aire del verano que hace que se desaten las pasiones. No te guías por la lógica. Sólo confías en tus instintos básicos.

Te sientes más libre que nunca para explorar tus fantasías sexuales. Sientes que no serás juzgado por ser tú mismo y mostrar tu lado pervertido.

A lo largo de todo este tiempo, estarás creando recuerdos que durarán toda la vida. Ya sean aventureros, románticos o lujuriosos, serán los que más te gusten.

Te has dado cuenta de que sólo se vive una vez y que ser aventurero de vez en cuando hace que tu mente, tu cuerpo y tu alma se recarguen.

Lo importante es que, independientemente de lo que hagas o de cómo acabe, no tendrás que cuestionar ni arrepentirte de nada. Fue lo que fue, y se convirtió en un hermoso recuerdo.

Cuando todo haya quedado atrás y aquella aventura de verano parezca tan lejana, recorrerás los mismos caminos de la costa y, por un momento, sentirás que esa persona sigue allí.

El sonido tranquilizador de las olas recordará todos esos momentos junto al mar. Todos esos cócteles, las noches que pasasteis mirando las estrellas, besando, abrazando, hablando de todo y de nada, etc.

El recuerdo de esos momentos no te dejará un sabor amargo. No echarás de menos a esa persona. Sólo sentirás alegría porque tuviste la oportunidad de vivirlo.