Abandonar siempre fue la opción más fácil, lo reconozco, pero la verdad es que nunca fui muy de abandonar.
Yo era una de esas chicas testarudas que siempre hacía caso a su instinto y hacía lo contrario de lo que me decían. Esta vez también hice caso a mi instinto y tengo que decir que no me arrepiento.
Nunca he tomado el mismo camino que otros en la vida. Siempre he confiado en mi fe y siempre he hecho lo que me decía mi corazón.
Independientemente de las veces que me llevó al camino equivocado, siempre resultó ser el camino que necesitaba tomar.
Lo mismo ocurrió al encontrarme con un hombre roto en mi vida.
Cuando conocí a mi hombre pude ver que no le gustaban las relaciones ni nada serio. No era un chico malo ni nada por el estilo, simplemente no estaba disponible emocionalmente.
Tenía una actitud que se veía a la legua y algo en mí gritaba «este es tu hombre». No tenía sentido porque era evidente que guardaba su corazón, pero no iba a dejar que eso me detuviera.
Como ya te he dicho, nunca he tomado el mismo camino que otras personas, y nunca me he echado atrás ante un desafío.
Mucha gente se habría rendido antes de intentarlo. Muchos también me dijeron que no me molestara porque sería una pérdida de tiempo.
Dijeron que, si estuvieran en mi lugar, ni siquiera se les ocurriría tener nada que ver con un hombre así. Pero nunca estuvieron en mi lugar.
Por eso no podían entender por qué hacía las cosas que hacía o por qué me esforzaba tanto.
Nunca pensé que debía renunciar a la gente. Nunca quise tener en mi vida sólo a las personas a las que les iba bien y nunca evité a los rotos porque, seamos sinceros, todos estamos un poco rotos. Y estaba en mi naturaleza ser siempre una chica que quería «arreglar» a la gente.
Y deseaba tanto arreglar a este hombre roto que mi deseo me dejó sin palabras, pero también me dio la fuerza para aguantar cuando los tiempos se pusieron difíciles.
Así que, cuando me dijeron que lo dejara ir, no lo hice. Cuando me dijeron que sería mejor cuidarme y tener cuidado, no les hice caso.
Fui a por todas y decidí que iba a ser yo quien le demostrara que hay mujeres buenas, diferentes a la que le rompió.
Que hay personas que no se limitan a utilizarle, sino que hay alguien que está más que feliz de estar ahí para él sin ningún objetivo oculto.
Mi acercamiento le sorprendió. Cuando nadie estaba a su lado, yo decidí estarlo. Cuando nadie decidió quererle, yo fui con todo mi corazón.No sólo quería demostrárselo con palabras, sino también demostrarle que podía contar conmigo.
Una vez incluso me preguntó por qué me molestaba cuando estaba seguro de que no iba a cambiar nada. Ya había tomado la decisión de no dejar que ninguna mujer se acercara a su corazón. Pero no le hice caso. Sonreí y confié en mi instinto.
No me colé, entré por la puerta principal. Le dije que iba a ganar su corazón y lo hice.
Verás, acercarme a él y conocerlo fue la parte fácil. Pero hacer que me dejara entrar no fue tan fácil.
Para mí también fue todo un reto. Porque era una batalla que nunca había tenido en mi vida.
Cuando vio que podía sentir algo por mí, decidió alejarme. Y me alejó, o al menos lo intentó.
Para él era más fácil, como lo sería para mucha gente, rendirse sin más.
Pero yo no iba a ceder tan fácilmente. Le advertí que era terca hasta los huesos. Sabía que al final me dejaría entrar. Y lo hizo.
La verdad es que cualquiera podría haber estado en mi lugar. Cualquier otra chica podría haber hecho que este increíble chico se enamorara de ella. Pero ninguna estaba dispuesta a intentarlo.
Ninguna quiso hacer un esfuerzo real. Es mucho más fácil esperar al chico perfecto y no hacer nada. Pero yo no iba a hacer eso.
No iba a quedarme quieta. Quería empezar a caminar hacia él mientras lo hacía. Y valía tanto la pena.
Cuando empecé a notar su afecto y sus formas de cuidado y cuando finalmente dijo que me amaba, me di cuenta de dos cosas:
1) Cada uno construye su propio camino del amor
No importa lo que te digan los demás, no importa lo mucho que te adviertan que puede ser en vano, si decides que vale la pena y si vas a por ello, todo lo demás se desvanece. Cuando decides que lo imposible es una opción, el amor sucede.
2) Si no vas a luchar por el amor, no serás digno de recibirlo
No todos los amores son fáciles. A veces el amor requiere tu esfuerzo antes de que aparezca en tu puerta. A veces tienes que luchar y trabajar duro para conseguir el amor que mereces.
Y no debes rendirte cuando las cosas se ponen difíciles, porque cuando las cosas se ponen difíciles, sabes que estás en un buen camino.
No me rendí, luché contra otros, luché contra él y sus muros y al final lo conseguí. No iba a dejarle roto porque en el fondo sabía que había amor esperando a salir a la superficie.
Creí en la magia, en mi camino y Dios me recompensó con el amor.
A todos los que me dijeron que me rindiera, lo siento pero no nací para seguir vuestro camino. Me gusta a dónde me lleva el mío.
María Eugenia, nuestra blogera experta en relaciones. Basándose en experiencias reales y comportamientos estudiados, aporta consejos para ayudar a los demás a aumentar el deseo en la pareja.