Siento que hayas tenido que ver eso. Siento que hayas tenido que descubrir de forma innegable el tipo de hombre con el que estás casada. Siento que ahora te estés cuestionando toda vuestra relación y el papel que he jugado en ella, si es que lo he hecho. Me gustaría poder ser más útil para ti. Ojalá hubiera una forma de decirte las cosas que quieres oír, pero no creo que pueda. Puedo decirte con certeza que no tuve una aventura con tu marido.
Érase una vez, en una tierra lejana, sí, estuve enamorada de él. Lo conocí cuando estaba en mi segundo año de instituto y era como un sueño andante. Era guapo, encantador y el capitán de los equipos de fútbol y baloncesto; todo el mundo estaba enamorado de él. Cuando llegaste tú, se rompió mi pobre corazoncito adolescente. Pero en realidad me gustabas, al principio, y entendía perfectamente lo que él veía en ti. Eras fuerte, intrépida y no aceptabas ninguna mierda de nadie… y menos de él. Además, te las arreglaste para conseguir algo de él que yo no pude, así que más poder para ti. Encontré a mi propio alguien y todos nos acomodamos en nuestras vidas.
La relación que mantuve con tu marido durante esa época se complicó mucho al intentar mantener nuestra amistad. Al final, con el paso de los años -yada, yada, yada-, se portó muy mal conmigo y seguí adelante. Bueno, seguí adelante. Se casó contigo y llegué a un punto en el que no era más que el recuerdo lejano de un tipo que me hizo mal hace mucho tiempo.
Lo superé tanto, de hecho, que cuando se puso en contacto conmigo de improviso, casi una década después, para disculparse por la terrible forma en que me trató, estaba abierta y dispuesta a aceptarlo. Estaba preparada para escuchar cómo había sido su vida, cómo eran sus hijos y cómo les iba a todos diez años después.
Estaba preparada para alegrarme por los dos de que las cosas hubieran salido bien, y luego volver a vivir mi vida sin él. Pero no fue eso lo que escuché. En lugar de eso, me contó una historia de mierda que me hizo pasar por un estrés postraumático y me hizo aflorar todo tipo de sentimientos que llevaban mucho tiempo enterrados. Hicieron falta tres días enteros de feos llantos y dos días de enfermedad que pasé en mi cama reviviendo la pesadilla que fue la última vez que le vi hasta que por fin pude recomponerme lo suficiente como para llegar a una conclusión racional, la misma conclusión a la que llegué entonces.
No quiero estar con una persona que es capaz de hacerme lo que te ha hecho a ti. Y además, no quiero estar con una persona que sea capaz de hacerme lo que me ha hecho. Claro que puedo perdonar; al fin y al cabo, fue hace mucho tiempo, casi otra vida. Pero ni siquiera quiero ser amiga de un hombre capaz de las cosas que es capaz de hacer. Ninguna cantidad de «lo siento» puede cambiar eso.
Tu marido me hizo daño de una forma que estoy segura de que, a estas alturas, puedes empezar a imaginar. Sé que tienes preguntas, todo tipo de preguntas. Estoy segura de que yo también las tendría en tu situación, pero no puedo ayudarte. No puedo arrastrarme de nuevo a ese lugar y dejar que alguien de quien ya he pasado página me haga daño de nuevo. Así que tendrás que hacerle tus preguntas. Como estoy seguro de que has podido comprobar por el tono y el contenido del mensaje que has visto, he terminado con esa parte de mi vida. Lo que ocurra dentro de vuestro matrimonio es algo que debéis resolver vosotros dos y os deseo lo mejor en ello. Por favor, no vuelvas a contactar conmigo.
Atentamente,La mujer que no tuvo una aventura con tu marido
byTia Grace
Todos los días me enfrento a aquello que llaman «amor». Mi nombre es Vanesa y conectaré contigo a través de todos mis textos.