Has caído y ahora es el momento de levantarte

Empezó como un brillante y cálido día de verano. Era encantador y te hacía sentir como ningún otro hombre lo había hecho. Juntos, compartisteis importantes experiencias personales y él parecía ser todo lo que siempre habías deseado.Al principio, siempre estaba ahí para ti. Siempre te hacía reír y te felicitaba por tu belleza. Te decía que nunca había conocido a una chica como tú y que se veía casándose contigo algún día. Pieza a pieza, te convertiste en parte de su mundo: el mundo de un narcisista.

Y sin darte cuenta, empezaron a llegar las nubes oscuras y poco a poco él se convirtió en la droga sin la que no podías vivir.

Cuando te quería, tenías que estar ahí. Y cuando te necesitaba, tenías que estar ahí. Pero, lo que es más importante, querías estar ahí porque te preocupabas por él y querías estar ahí para cuidarle. Sin embargo, si no podías estar allí para él exactamente cuando te llamaba, se enfadaba. Te amenazaba a ti y a otras personas que sabía que eran importantes para ti y disfrutaba haciéndote llorar insultándote, diciéndote que no valías nada y que nadie más te querría.

Fue entonces cuando empezaron a caer los pequeños golpes de lluvia.

Te desechaba durante días y luego te hacía sentar y escuchar todos los detalles de sus últimas conquistas íntimas. Te explicaba que esas relaciones con otras chicas eran necesarias porque tú no podías satisfacer sus necesidades, aunque era él quien había decidido cortar contigo. Más tarde descubriste que esas «otras chicas» eran algo más que simples aventuras, que él también mantenía relaciones «comprometidas» con ellas. Él también les retorció la mente y, para salvarle de la explosión de emociones, mentiste por él porque le querías mucho.

Entonces las nubes de lluvia se convirtieron en una tormenta eléctrica. Empezaron los relámpagos y comenzaste a sentir pánico y a buscar refugio, pero de repente te diste cuenta de que estabas a la intemperie sin ningún lugar donde esconderte.

Se aseguró de que siempre estuvieras equivocado y de que todo fuera siempre culpa tuya. Te aplastó de todas las formas posibles y trató de ponerte la zancadilla en todas las oportunidades posibles hasta que, finalmente, caíste. Caíste en el diluvio de la tormenta que él había creado.

Pero recuerda esto: no caíste porque fueras débil, sino porque utilizó tu amor por él como arma contra ti para derribarte.

Y cuando las aguas de la inundación empezaron a retroceder, te diste cuenta de que estabas arrodillada sola, porque él nunca tuvo la intención de estar ahí para mantenerte a salvo ni para amarte. Te dijo que eras su todo, pero te había mentido.

Y ahora, en el presente, estás en tu punto más bajo. Sé que sientes que nunca vas a encontrar a nadie tan perfecto para ti como lo era él. Nadie más que pueda ser tan buen amigo para ti. Cualquier otra persona que te comprenda como él lo hacía. Cualquier otra persona que te haga reír y sonreír como él lo hacía.

Pero lo hará.

Y hasta que lo encuentres, te tienes a ti misma. Empiezas a darte cuenta de que eres perfecta y de que te entiendes. La luz de tu nueva vida comenzará a irradiar desde tu interior, debido a las sonrisas que creas. Te ayudarás a ti misma a levantarte del suelo en el que estás arrodillada y, con el tiempo, aprenderás lentamente a amar la vida de nuevo. Será duro y puede parecer que el viaje no terminará nunca, pero un día, algo cambiará y terminarás ese día sintiendo la primera sensación de alivio de tu pesadilla. Y a partir de ese momento, sólo será más fácil.

Y entonces, un día, lo encontrarás. El amor te buscará, y te encontrará, y después de todo lo que has pasado, la vida te dará por fin tu mayor premio. Será perfecto para ti. Será tu mejor amigo, te entenderá más que nadie y se asegurará de que nunca dejes de sonreír. Para él, si dejas de sonreír todo su mundo se detendrá. Él será la última pieza de tu rompecabezas y será quien finalmente te ayude a levantarte.

En el pasado caíste, y ahora es el momento de empezar a levantarte hacia tu futuro.

porAmy Frankland