Confía en mí cuando te digo que está llegando tu hora

Después de la lluvia viene el sol.

¿Te cuesta creerlo? ¿Ha sido alguna vez diferente?

Sé que piensas que los días difíciles no acabarán nunca. Sé que tu horizonte es brumoso y poco claro. Piensas que tu sufrimiento no va a desaparecer nunca. Crees que el duro dolor de tu pecho va a estar ahí para siempre.

Te equivocas.

El sol siempre sale. Sólo tienes que mantener los ojos abiertos, si no, te lo perderás.

Sin embargo, no es el momento adecuado, todavía no.

La depresión y la ansiedad son los centros de tu universo por ahora. Salir de la cama por la mañana será una carga durante algún tiempo. Salir entre la gente con una sonrisa fija y falsa en la cara será lo tuyo durante un tiempo.

Pero llegará el momento en que cada una de esas cosas quedará en el pasado. Te lo prometo. Te prometo que llegará tu hora.

Tienes que aprender la lección por las malas. Tiene que pasarte mierda, pero un día de estos, tendrás una racha de suerte. Todo lo que toques se convertirá en oro, ya sea en tu vida amorosa o en tu vida en general.

Cuando una persona toca fondo, no hay otro lugar donde ir que hacia arriba. Las cosas no pueden ir peor para ti en este momento.

Así, cada pequeño éxito que consigas te parecerá enorme. Cada pequeño paso que des será un salto gigantesco para ti.

Lo único que te falta ahora es la motivación y la voluntad de superar tus fracasos.

Esa es la parte más dura y larga del viaje que estás realizando. Cuando te despojan de todo y no tienes motivos para luchar porque todo lo que tocas se desmorona, no quieres seguir intentándolo.

Cada siguiente fracaso te golpea aún más.

Pero tienes que luchar porque nunca sabes cuál de tus próximos movimientos será el ganador.

Ten fe. Asegúrate de que la fe nunca te abandone.

Si no te sientes bien en el lugar en el que estás ahora o si no te sientes a gusto con la gente que te rodea, dale la vuelta a esa situación vital. Evita todo lo que te hace sentir incómodo e infeliz. Hazte una vida que vayas a disfrutar. Sólo tienes una vida, así que haz que merezca la pena vivirla.

Ten fe en Dios y ten fe en ti mismo, en nadie más.

Dios te ayudará porque Dios siempre tiene un plan. A veces ninguno de nosotros entiende Sus acciones, pero al final todo resulta para bien.

Tú también puedes ayudarte a ti mismo. Para ello, tienes que dejar de limitarte. Tienes que creer de verdad en las cosas que quieres conseguir. Porque si quieres algo pero sabes que vas a fracasar incluso antes de empezar, entonces lo único que te queda es el fracaso.

Tienes que arriesgarte y acabar con toda mala relación, ya sea romántica o amistosa. Lleva la vida a donde quieras. No dejes que la vida te lleve a donde quieras.

No dejes que tus miedos te aten. No dejes que te conviertan en un ser indefenso. Enfréntate a ellos porque es la única manera de ganar la lucha.

Siempre habrá preguntas para las que no tengas respuesta. Acéptalo y deja de perseguir algo que nunca sabrás o algo que no debes comprender todavía.

No te pongas a pensar en el tiempo, no insistas en saber cuándo te toca hacer un cambio. No eres capaz de entenderlo, así que ni siquiera lo intentes.

Es hora de que des un giro a tu vida. Pasa a la acción y, para empezar, deja de llorar y de compadecerte de ti misma y empieza a hacer cambios. Empieza a confiar en ti mismo y ten fe en que va a llegar un momento mejor.

Busca la felicidad en lugar de la perfección. Si algo es perfecto, no tiene por qué significar que sea bueno. Actúa como te sientas y no como te digan.

Entonces, llegará tu momento y serás la persona más feliz del mundo. Recordarás todo el dolor por el que has pasado. Recordarás la espera y valdrá la pena.