Una carta al hombre que me salvó

Es muy habitual que la gente te dé la espalda y salga corriendo si descubre que tienes un problema. Eso era algo que yo temía. Sufrí ansiedad y depresión, y me enamoré al mismo tiempo.

Me costaba mucho contarle mis problemas a mi novio porque pensaba que me dejaría cuando se enterara de ellos.

Pero no huyó. Se quedó allí. Conmigo. Fue valiente, me apoyó y, lo más importante, me quiso.

Las líneas que siguen son mi carta al hombre que me amó durante todo lo que he pasado. Un hombre que no escapó cuando le conté por qué tomaba pastillas.

Las cosas sucedieron tan fácilmente, tan naturalmente. Las primeras semanas de salir contigo fueron divertidas y fáciles. Quería que siguiera siendo así, aunque sabía que no podía durar para siempre. No quería tomar mis pastillas delante de ti, pero un día me pillaste tomándolas. Y no tuve más remedio que decirte por qué las tomaba.

Aunque no quisiera que supieras que soy adicta a ellas tenía que decírtelo. Debería haberte creído más. Debería haber sabido que siempre estarías ahí para mí y que me apoyarías.

Te dije todo lo que había estado en mi corazón durante mucho tiempo.

Te conté todo sobre mi ansiedad y mi depresión. Ahora podías entender por qué huía de un restaurante en medio de una comida. Ahora sabías que mis ataques de pánico eran los culpables.

Fuiste tan dulce y cariñoso conmigo. Me dijiste que lo entendías. Y lo que es más importante, no te fuiste.

Temía que me dejaras después de algún tiempo, pero hiciste algo que no vi venir.

Me pediste que me casara contigo. Nuestra boda fue preciosa: fue todo lo que siempre había soñado.

TÚ, fuiste un hombre con el que pensé que nunca me casaría. Pero tú hiciste que todos mis sueños se hicieran realidad.

Continuaste amándome cuando las cosas empeoraron.

Me querías incluso en aquellas noches en las que llegabas a casa y me encontrabas tirada en el suelo. Te seguía gustando cuando me perdía nuestros planes porque no encontraba el valor para salir esa noche. Tenías paciencia conmigo cuando la ropa sucia y los platos se apilaban porque sentía que no podía salir de la cama.Te gustaba incluso esos días en los que no podía hacer que me levantara de la cama.

Me querías cuando todo iba de la mano aunque ambos sabíamos que no duraría mucho. Me querías cuando aprobaba los exámenes. Me querías cuando mis notas eran malas porque no trabajaba.

Me querías cuando sólo hablaba de mi trabajo. Me querías cuando necesitaba confiar en ti. Me querías cuando sentía la necesidad de ser independiente.

Al final, sólo quiero que sepas algo: «Gracias por elegirme. Gracias por salvarme. Eres mi mejor amigo, mi diario humano y mi otra mitad. Significas el mundo para mí y SIEMPRE TE AMARÉ».

Ver también:A la persona que me sacó de la oscuridad