Seguramente eres encantador, inteligente y un auténtico partidazo, pero de alguna manera eres incapaz de mostrar esa faceta tuya cuando te enfrentas a alguien que te gusta de verdad.
Es como si te transformaras en esta persona incómoda, y no puedes comportarte o hablar como lo harías normalmente con la gente con la que te sientes cómodo.
No te preocupes. Somos muchos los bichos raros.
Sólo necesitamos encontrar a alguien que sea nuestro tipo de torpe y bobo, y formar pareja con él. Básicamente, necesitamos a alguien que encuentre nuestra rareza bonita.
1. La torpeza es tu segundo nombre
Tu cuerpo está lleno de moratones porque tienes la costumbre de chocar con las cosas y tropezar con tus propios pies.
Tienes el pelo lleno de migas de pan. Se te caen las cosas. Bailas como si tuvieras dos pies izquierdos, y la lista es interminable.
Ten en cuenta que aunque seas torpe por tu torpeza, hay alguien que lo encontrará adorable y bonito.
2. No paras de cotorrear cuando estás cerca de él
Te oyes hablar, y sabes que es demasiado, que está fuera de lugar y que empeora las cosas, pero no puedes detenerte.
Lo que pasa es que cuando te gusta alguien quieres estar lo mejor posible y decir todas las palabras correctas, pero el nivel de estrés aumenta.
Te pones nervioso, y por eso retumbas y tropiezas con tus propias palabras.
Míralo de esta manera. Si él lee tu cotorreo como una señal, básicamente le estás diciendo que te gusta.
3. No puedes saber si alguien está coqueteando contigo o sólo está siendo amable
A veces es muy difícil saberlo. Pero estás ciego incluso si alguien lo está haciendo súper obvio.
Eres consciente de que eres torpe y, por tu vida, no puedes entender por qué le gustas a alguien.
Pero si un hombre está claramente interesado, déjalo estar. Acepta tu torpeza.
4. Tus habilidades para ligar están por debajo de cero
Coquetear no está en tu naturaleza. Cualquier cosa que digas o hagas te sale mal, y estás acostumbrado a que te salga mal, así que has dejado de intentarlo por completo.
¿Y qué pasa si se te da mal ligar? Relájate y sé tú misma. A algunos chicos no les gustará, y no pasa nada.
Habrá quienes sí lo hagan y apreciarán que no tengas movimientos o líneas porque la falsedad les da náuseas.
5. Sueñas con conversaciones en tu cabeza
Imaginas diferentes escenarios de conversación en tu cabeza que tienen pocas posibilidades de hacerse realidad.
Sabes que no puedes predecir la conversación que vas a tener con el chico que te gusta, pero eso no te detiene.
En cierto modo lo disfrutas, y es agradable soñar despierta a veces.
6. Analizas cada palabra que dice o escribe
Vuelves a leer sus textos con la esperanza de encontrar algo que se te haya pasado por alto o de descubrir algún significado oculto, y repites e interpretas las conversaciones que habéis tenido en tu cabeza.
Aunque este es un comportamiento bastante común, tu naturaleza torpe lo lleva un paso más allá, así que te mientes a ti misma diciendo que no estás interesada en absoluto, pero sigues pensando en él, en sus textos y en sus palabras.
También hablas de él con tu mejor amiga hasta el punto de que empiezas a aburrirla mucho.
7. Te congelas a menudo cuando está cerca
Si el cotorreo falla, cambias completamente y te conviertes en alguien a quien le cuesta pronunciar palabras.
Hay situaciones en las que tu cerebro se queda completamente en blanco si él está cerca.
Apenas pronuncia palabras, y llega al punto de que incluso le cuesta moverse.
También puedes tener problemas si intenta besarte en la mejilla o abrazarte porque no sabes cómo actuar.
Todo lo que tu yo torpe necesita es alguien que adore tu torpeza, se ría de tus rarezas y te bese para que te calles un momento.
Necesitas a alguien que no cambiaría tu forma de ser por nada en este mundo, y alguien que sepa que también puede ser él mismo a tu lado.
Ya ves que todos somos un poco raros a nuestra manera, y lo único que necesitamos al final es alguien que nos acepte tal y como somos.
Todos los días me enfrento a aquello que llaman «amor». Mi nombre es Vanesa y conectaré contigo a través de todos mis textos.